Lo sé...

Me pareces perfecta sin ser tu nada de eso.

Me das tanto con solo un gesto…

No se medir mis miedos y tiemblan mis cimientos.

Llenas todo mi equipaje con tu calor, con tu brebaje,

Siempre de continúo viaje sin salir del garaje.

Camino lento y todo gira, rápido y todo para,

No sé acompasar me.

Siempre las ganas en alto.

Te nombro en cada letra sin conocer tu esquema.

Busco tu alma libre. Busco tu mirada fugaz.

Y sé. Titubeo, pero sé.

Trago Seco

Pierdo la compostura cuando no me miras. Cuando me atraviesas con tu mirada. 

Se me aferran las entrañas a la espalda. Se me cierra el alma.

Se me aburren los labios, se me secan las papilas.

Te sigo con la mirada un tanto perdida, que no derrotada, que no suicida.

Con cada vaivén me desvelo.

Quiero encontrar las palabras y balbuceo.

Susurrar y grito.

Todo al revés, como mi ego.

Pido disculpas, cuando regreso.

Vaya desastre. 

De buena mañana, ya tengo sueño.

Y por la noche me regodeo.

Sueño cambiado, por un mal trato, sin garantías, sin titubeos.

Sueño cambiado por tu jaleo.

Y no me olvido, solo disimulo mi devaneo.

Gesto, caricia y miedos.Cóctel amargo de trago seco. 

Con las dudas en alto

No pretende mi tribuna ser un altar de verdad, sino de dudas, de miedos y de sueños. Qué grima me da la verdad absoluta y más los que la esgrimen como salvadores de un mundo, dando mandobles a diestro y siniestro y caiga quien caiga.

No quiero que den respuestas a mis sentidos, no quiero.

No deseo un plan perfecto, no deseo.

Sólo me siento vivo si mis tripas hacen versos, si imagino.

Despertar a su lado descubriendo cada día, un mohín, un gesto, una caricia, un desapego.

Idear cada mañana sin planes previos a su risa.

Y si hablo de ideales… 

Mejor lo dejo para otro día, que ya hay respuestas para todo. 

Tan solo palabras

Caen los restos de sus besos

Los labios cortados que encogen las risas

Se adormecen las ilusiones de repente indecentes

Se estremecen sin ninguna prisa

Pasa lenta la tarde, decadente.

Pasa la noche lenta, recurrente.

Y como siempre amanece, te estiras y te miras.

Sientes como se aleja el lamento de su despedida.

Y asoma esa media sonrisa, que sin saber alivia.

Y es que cada mañana, se renueva la algarada.

Se renueva la sonrisa.

Se recupera la coartada.

Calor de sumidero

Tenía el corazón helado.

Frío invierno hasta en verano.

Soplaban polares sus vientos.

Tiritaban sus dientes acompasados.

Sus manos trémulas…

Sin encontrar hoguera ni madriguera

Caminaba encogido, tiritando,

Solo su mirada albergaba cierto fuego.

Fuego frío de sumidero, de silencios.

De verdades y recelos.

De compases muy lentos.
Ateridos los nervios.
Templados los miedos.

Te reclama mi mirada

Cuando miro al suelo, te reclama mi mirada.

Cuando el cielo observo, es mi mirada la que te llama.

Si cierro los ojos, apareces.

Maldita mirada perdida.

No para de llamarte mi mirada con los gritos del silencio.

No para de contarme  que cuando no te ve, te imagina.

Y ya no sé qué hacer, cuando te reclama mi mirada.

No sé consolarla.

Solo sé que te reclama.

Tengo una mirada enamorada.

Enamorada de tu cara, de tu pelo y de tu alma.

Y es mi mirada descarada, la que te reclama.

Sinceramiente

Cuando me mira a los ojos con una verdad a medias.

Cuando no soporta mi presencia y me sonríe.

Cuando no salen los besos y las caricias.

Cuando no se entrelazan las manos entre risas.

Cuando toda la verdad es una mentira.

Sincera me miente.

Me miente tan de verdad, tan auténtico, tan deprisa,

que no hay más remedio que pensar,

que eres la mentira más sincera,

la mejor caricia, el mejor abrazo, el único beso…

mi mentira.